Inteligencia Espiritual
El ser humano como ser espiritual y trascendente.
Todo en el Universo es conciencia y energía, la energía vibra en distintas frecuencias, en el nivel más pequeño de la materia, el nivel de las partículas elementales, se ha observado que todo es energía, el electrón una de las partículas más pequeñas de la Luz puede manifestarse en función de onda o en función de partícula, según lo indica hoy la física cuántica y esto dependerá de que exista o no un observador (consciencia).
La energía en sí misma es neutra, dependerá entonces de la conciencia del observador la forma que adopte esta energía.
Los seres humanos hechos de energía materializada (cuerpo) y una conciencia que mueve esta energía, están en constante vibración. Nuestros cuerpos crean, entonces, bandas de energía electromagnética con una determinada amplitud de onda que les permite, al mismo tiempo, emitir y absorber información. Así estamos en continua comunicación con una matriz cuántica universal de carácter holográfico.
En Oriente, se considera al Universo como un sistema de conciencia-energía-materia indisolublemente entrelazadas. Este mismo principio se aplica a la comprensión humana, considerada también como un sistema de conciencia-energía-materia en permanente intercambio con el sistema de conciencia-energía-materia siguiente que es el medio ambiente y así entonces el Cosmos o Universo, considerado como el entretejido global, consciente y transfinito que todo lo contiene.
En las enseñanzas budistas de oriente se reconoce al ser humano como un micro-cosmos, con las cualidades idénticas del macro-cosmos. En este cuerpo físico, el ser humano cuenta con los mismos elementos de nuestro planeta, agua, fuego, aire, tierra y espacio.
Esta consciencia manifestada como energía que todo lo nutre, recorre el organismo humano por una enorme red de canales, como lo ha demostrado la acupuntura china. Estos canales se entrecruzan en muchísimos puntos constituyendo una enorme cantidad de centros energéticos, los que a su vez se organizan en siete centros de energía principales que se extienden a lo largo de toda la columna. Existen otros sub centros de energía que por ahora no los mencionaremos. La medicina Occidental ha comprobado que estos centros principales de energía, coinciden con la presencia de un plexo nervioso, que a su vez inerva con una porción del cuerpo, una glándula de secreción interna y un conjunto de órganos, músculos, articulaciones y huesos. Por extensión, cada centro de energía y cada porción del cuerpo sostienen un conjunto de funciones psicosociales y de potencialidades espirituales. Es decir, entonces que nuestro organismo está recorrido por energías cósmicas que nos constituyen y renuevan molecularmente (sin ir más lejos, sabemos que toda forma de vida se alimenta, directa o indirectamente, del sol, hoy incluso algunos seres en el mundo tratan de demostrar que el propio ser humano puede alimentarse solo de la energía solar. (Shri Manek, SUNGAZING).
Según los descubrimientos de la física cuántica, hoy en día podemos decir que no sólo somos interpretadores de la realidad, sino que, somos partícipes de un mundo que cambia de estado de acuerdo a los observadores-participantes de la realidad. La dinámica cuántica es un pilar clave en la unión entre la materia y la conciencia, estableciendo una nueva concepción de nosotros mismos. La dualidad de la existencia onda-partícula (o bien energía-materia) está entonces determinada por nuestra observación y por tanto la consciencia-mente del propio observador.
“El cuerpo de una persona nunca está enfermo ni sano, ya que en él solo se manifiestan las informaciones de la mente-consciencia. El cuerpo no hace nada por sí mismo, basta ver un cadáver. El cuerpo de una persona viva debe su funcionamiento precisamente a estas dos instancias inmateriales que llamamos conciencia (alma) y vida (espíritu). La conciencia emite la información que se manifiesta y se hace visible en el cuerpo. La Conciencia es al cuerpo lo que un programa de radio es al receptor. Dado que la conciencia representa una cualidad inmaterial y propia, naturalmente no es producto del cuerpo ni depende de la existencia de este.
Lo que ocurre en el cuerpo de un ser viviente es expresión de una información o concreción de la imagen correspondiente, una idea. Cuando el pulso y el corazón siguen un ritmo determinado, la temperatura corporal, mantiene un nivel constante, las glándulas segregan hormonas y en el organismo se forman anticuerpos. Estas funciones no pueden explicarse por la materia en sí, sino que dependen de una información concreta, cuyo punto de partida es la conciencia. Cuando las distintas funciones corporales se conjugan de un modo determinado se produce un modelo que nos parece armonioso y por ello lo llamamos salud. Si una de las funciones se perturba, la armonía del conjunto se rompe y entonces hablamos de enfermedad.”1
Entonces nos encontramos frente a la experiencia de que todo es parte de un todo, energía-materia (onda-partícula), individuo-Cosmos. El ser humano es parte de esta rejilla holográfica, una gran matrix con la que intercambia permanentemente información.
¿Por qué entonces ocurre este desequilibrio?
La amnesia, el olvido, la polaridad, la experiencia de creernos separados del todo que comienza con la individualización del Yo, cuando decimos Yo, estoy asumiendo un Tu un Otros y por ende entonces interpretamos la realidad desde la separación, el mundo cuántico nos muestra en cambio que tal separación no existe, si todo es energía, vibrando en distintas frecuencias, la Teoría del Campo Unificado, nos muestra entonces que tal separación considerada por el Yo humano, no es tal.
La personalidad, el ego humano lo hace incapaz de percibir la unidad, la totalidad, en este sentido entonces, crea su realidad de acuerdo a esas propias percepciones, creencias, pensamientos y sentimientos, desde el momento en que te sientes separado del todo, surge naturalmente una sensación de incertidumbre, el hombre no sabe de donde viene, a dónde va, cuál es su misión, generando desequilibrios en su personalidad, liberando sustancias químicas del mismo tipo a las que las células se hacen adictas, entonces se acostumbra a estar en un “modo alerta” permanentemente, esto es su polaridad a mediano y largo plazo puede generar estados ansiosos, pánico y violencia entre otros, provocando finalmente daño corporal, hacia sí mismo y hacia otros.
Por otra parte, recordando experimentos de intención y aquellos de Masaru Emoto con las moléculas de agua, si medimos la frecuencia vibratoria y la composición de una molécula de agua expuesta a palabras, pensamientos y sentimientos de incertidumbre, miedo, angustia, podemos apreciar cómo tiende a descohesionarse, a bajar la frecuencia vibratoria y a disminuir su luminosidad, y nosotros estamos compuestos, al igual que el planeta por un alto porcentaje de agua. Nuestro cuerpo tiene memoria, la célula se acostumbra a una vibración y pide más de lo mismo.
Si observamos el universo, el todo, podemos apreciar que finalmente toda la energía es Luz, al experimentar la polaridad- la separación, la frecuencia vibratoria, la Luz en el individuo disminuye y con ello su capacidad de mantenerse en armonía con el código universal. Entonces aparece la conocida enfermedad, que es nada más que un desequilibrio producido por sus propios sentimientos y pensamientos en conflicto entre el Ser (su esencia, consciencia) y su personalidad ( interpretación de la realidad).
Le enfermedad, por lo tanto, es sólo un síntoma de un desequilibrio interno, la pérdida de la armonía se produce entonces en la consciencia, en el plano de la información, modificando así la energía y el cuerpo sólo muestra esa inarmonía.
En la temprana infancia vamos creando esta personalidad, este Yo exterior, este ego, con la gran incertidumbre y miedo a dejar de existir, se propone hacer cosas para recibir el Amor que le asegurará su supervivencia, en la etapa adulta continúa comportándose desde la misma mirada, sin darse cuenta que en realidad ya no necesita hacer nada para poder existir, pues existe por el simple hecho de ser parte de este Universo.
En la niñez requerimos del reconocimiento y el Amor de nuestros padres o adultos a nuestro cargo, así nuestra personalidad se va construyendo reforzando la confianza básica con la que todo ser nace. Sin embargo, cuando siente que no cuenta con ese amor va generando conflictos internos de su existencia, aumentando el miedo y por ende bajando su frecuencia vibratoria produciendo desequilibrios en su organismo, e incluso modificando su ADN, gracias a recientes estudios se ha descubierto que determinadas experiencias en la temprana infancia modifican el ADN del niño, todo esto a largo plazo se traduce en carencia de salud.
Salirnos de esa amnesia, unificar nuestras dimensiones, materia y espíritu, sentimientos y pensamientos y usar nuestra consciencia dirigida en la unidad del ser que somos integrando cuerpo, mente y espiritualidad nos reportara retornar el equilibrio entre el Ser que Soy por esencia y la personalidad que he creado en el plano de la materia.
Conexión Total
Técnica de autoconocimiento que integra todas las dimensiones del Ser, energía, materia, sentimiento, pensamiento, intención y atención, cuerpos físico, emocional, mental y energético.
Propone entrenar el uso consciente de las facultades creativas básicas de cada ser y alinear unificando su experiencia con el Todo recuperando así las capacidades básicas con las que todo ser humano nace.
En la historia de la humanidad se ha expresado que el Amor es el sentimiento que unifica, que alegra, otorga esperanza, alínea y es la Fuerza creadora y cohesionadora de este universo.
Hoy diversos científicos comentan que el Amor es la Fuerza que mantiene cohesionado a este Universo, por lo tanto es una energía, de la más alta frecuencia vibratoria, si consideramos que el ser humano es una manifestación idéntica de este Cosmos, y recordamos el resultado del experimento del Sr. Masaru Emoto en las moléculas de agua expuestas a sentimientos, pensamientos, palabras, etc, que vienen de sentimientos amorosos, podemos apreciar que en ellas se distinguen claramente formas geométricas perfectas, cohesionadas emitiendo luminosidad. Se deduce entonces, que mantener un estado de armonía, de sentimientos y pensamientos amorosos, resolviendo los conflictos que generaron el desequilibrio, alineando las acciones de sentir, pensar y actuar en la vibración amorosa consigo mismo y hacia el entorno retornaría el estado de equilibrio y saludable.
La Luz como esencia de este Universo, de esta gran matrix, en su estado original es la energía de más alta frecuencia vibratoria, aprenderemos a usar conscientemente nuestras facultades creativas permitiendo elevar la frecuencia vibratoria de nuestra energía alineando en unidad con la energía Universal, como un acto de amor y reconocimiento de la esencia que somos.
Facultades Creativas del Ser Humano
Intención
Atención
El foco de Consciencia, el observador, que nos muestra hoy la física, estaría determinando el comportamiento de la energía en partícula u onda, dependiendo de la presencia o no de un observador.
Sentimientos
El sentimiento humano genera una determinada vibración y movimiento o paralización en la experiencia de este observador, interviniendo así en la tasa vibratoria de la energía que está observando y por ende en su propia energía. Recordemos, el ser humano es un campo electromagnético que permanentemente está emitiendo y atrayendo energías que encajan perfectamente entre sí.
Pensamientos
La consciencia a través del pensamiento otorga formas creadas de acuerdo a esa mente de tal observador, creando experiencias idénticas vibracionalmente a las que aparecen en dicha mente. La energía se concentra a tal punto dependiendo de los pensamientos y cuantas veces esos pensamientos ocupen un tiempo en tu propia mente. El cerebro y todo el organismo reacciona vibracionalmente, y fisiológicamente de acuerdo a lo que piensas, cada pensamiento lo reconoce como una realidad, aunque sea solo fantasía, generando reacciones químicas en el cuerpo físico.
Aceptación
La facultad de abrirse a la experiencia, de aceptar que algo es posible, es parte de la experiencia de todo ser. El asunto es discernir conscientemente qué es lo que aceptamos en nuestra vida. Aceptamos la opulencia o aceptas que la carencia es parte de la experiencia humana. Aceptas que sí es posible, o aceptas la idea de que es difícil.
Todo radica en aquellas ideas, creencias y paradigmas con los que nos movemos. Según la creencia que tengas, que hayas aprendido, será lo que aceptes en tu vida.
Alineación – Coherencia
Cuando usamos conscientemente nuestros poderes creativos de sentir, pensar, atender, intencionar y aceptar la esencia de la salud en nosotros, el amor en nosotros y la unidad de cuerpo, mente y espíritu con el Todo surge naturalmente un estado de alegría, de paz, de calma.
Llevar la atención a nuestro centro cardíaco, donde se aloja nuestra esencia, el Amor, eleva instantáneamente nuestra vibración volviendo a un estado de paz y armonía, por consiguiente como creadores de la realidad, cocreamos en conjunto con el Todo nuestra experiencia, recuperamos las capacidades básicas con las que todo ser humano nace, aquellas que toda persona sana experimenta, tales como Confianza, Gozo, Poder personal, Amar, Inteligencia Creativa, Intuición y Trascendencia. El organismo entonces se equilibra y tenemos como resultado un estado saludable, de autodesarrollo y autorrealización.
Trabajos citados
- El Campo, Lynne McTagartt.
- Intencionalidad y Conciencia, cambios en el Ph del agua; Bill Tiller.
- Los Cristales de Agua, Masaru Emoto.
- La medicina patas arriba, Y si Hamer tuviera razón. Giorgio Manbretti, Jean Seraphin
- Espiritualidad Integral, Ken Wilber