La Fuente de todo es la Luz y de Ella proviene todo lo que deseamos.
Desde nuestra Fuente proviene todo lo que requerimos.
Para poder acceder a ello, nuestra única misión es mantener la Paz.

Confiar, estar sostenidos con el Foco puesto solamente en nuestra propia Luz. A las aparentes dificultades, reconocerlas, transmutarlas y seguir adelante, con el objetivo puesto en un sólo lugar, en lo que sí queremos y en nuestra Fuente de toda Luz, de toda cosa buena.
Al mantener la Paz, dejamos que el flujo de energía proveniente de nuestra Fuente se vierta en nosotros, en nuestro mundo y asuntos. Al estresarnos, al preocuparnos, al alterar nuestras emociones, no sólo bloqueamos el flujo de energía, sino que la energía que teníamos acumulada – para manifestar nuestras craciones- se tiñe de ese color y la calificamos con discordia.

Vale la vida hacer el esfuerzo en mantener la Paz, nada justifica que la pierdas, absolutamente nada!